Nota realizada por Bodegas del Uruguay.
Algo que impresiona grata e inmediatamente al llegar al Castel La Puebla, donde se encuentra la bodega de Héctor Stagnari y Virginia Moreira, es el cuidado del detalle: desde la arquitectura hasta el diseño del paisaje. Seguramente el mismo cuidado que Héctor pone al crear cada uno de sus vinos, de amplio reconocimiento en todo el mundo.
Cuenta la historia de la vitivinicultura en Uruguay, repetida una y mil veces, que el vasco Pascual Harriague introdujo la cepa, hoy insignia del vino uruguayo: el tannat, en las tierras de Nueva Hespérides, al sur de Salto y a unos 500 kilómetros al noroeste de Montevideo. Y más precisamente lo hizo en una zona llamada La Caballada llegando a cultivar allí 200 hectáreas de tannat de Madiran traídos desde la vecina Concordia, provincia de Entre Ríos, Argentina.
No fue casual, este lugar se encuentra, como las mejores zonas vitivinícolas del mundo, a la altura del paralelo 32 sur y ofrece una excelente relación clima-suelo. Por eso, Héctor Stagnari, nieto e hijo de homónimos enólogos y enólogo como ellos, eligió junto a su padre este paraje a fines de la década de los 70 para plantar no sólo el tannat sino también otras variedades tintas: cabernet sauvignon, cabernet franc, merlot y syrah.
Es aquí donde, en 1986, Héctor (h.) comienza a producir vinos finos en una parcela del viñedo de su padre plantando clones de tannat seleccionados en Francia -donde él recibió su formación- en una suerte de reconversión personal e individual. Tenía claro que su futuro no iba a estar en la producción de vino de mesa ni de vino a granel.
En busca de la excelencia no duda en experimentar y planta cabernet sauvignon en una colina pedregosa poniendo cada planta a 1 metro de la otra y a 1 metro entre hileras, lo que representa 10 mil plantas por hectárea. La máxima densidad posible. El objetivo era reducir la producción de cada vid y de esta manera maximizar la concentración de la uva en cuanto a color, sabor y aroma. Con esto obtiene el Primer Viñedo 1×1 Cabernet Sauvignon que se comercializa hasta el día de hoy.
En el otro extremo, a pocos minutos de Montevideo, en La Paz, departamento de Canelones, se encuentra La Puebla, un casco de estancia construido en 1890 por el médico español Federico de Velazco como casa de verano, a orillas del arroyo Las Piedras, por aquel entonces tan caudaloso que permitía la navegación. Cuenta también la historia que La Puebla supo de épocas gloriosas cuando el primer marido de la hija de de Velazco, periodista y bon vivant, organizaba fiestas e invitaba a personajes notables. Así por La Puebla pasó el gran dramaturgo italiano Luigi Pirandello con su musa inspiradora (y amante) Marta Abba y también allí se agasajó al equipo campeón mundial de fútbol de 1930.
Stagnari compró La Puebla en 1994 -quizás movido por el recuerdo de que en esa casa y en una de aquellas fiestas, se conocieron sus abuelos- recuperando el histórico casco que se encontraba en estado de total abandono y sembrando 10 hectáreas de viña a su alrededor con chardonnay, viognier y gewürztraminer; para independizarse definitivamente en 2000, cuando concluyó la construcción de su propio bodega. Hasta entonces procesaba sus vinos en la de su padre.
Hoy Castel La Puebla, así lo rebautizaron Héctor y su esposa Virginia Moreira quien lo secunda en todos los aspectos administrativos y de relaciones públicas, es una bodega modelo, equipada con tecnología de avanzada donde se procesa la uva que viaja de noche en camión desde La Caballada, se muele y fermenta en tanques de acero inoxidable climatizados de 12 mil litros durante tres semanas. Este año se ha usado por primera vez un foudre comprado en Francia, para fermentar directamente en roble, con capacidad para 5600 litros. La crianza es en barricas de roble francés y americano.
Una característica distintiva de la bodega es el etiquetado a mano que, a la vez, genera un nuevo control de calidad por transparencia ya que las etiquetas se aplican en un banco con luz que atraviesa las botellas.
Otra, la cantidad de premios que los tannat de Héctor Stagnari han cosechado en el mundo. Según Virginia: «Héctor manda vinos a los concursos para testearlos contra otros vinos del mundo, no por los premios si no para saber si está por el buen camino en los procesos».
Así, casi sin quererlo, es muy larga la lista de distinciones obtenidas por los vinos de H. Stagnari siendo los más reconocidos el Tannat Viejo, el Dayman Tannat y el ya mencionado Primer Viñedo 1×1 Cabernet Sauvignon.
El Castel La Puebla Tannat 2004 logró el Trofeo Tsukamoto, premio que se otorga al vino tinto con la mayor calificación (debe obtener al menos 86 puntos), en la edición número 55 de Vino Ljubljana, el Concurso Internacional de Vinos que se celebra anualmente en esa ciudad capital de Eslovenia y uno de los más importantes del mundo.
Gracias a esto, H. Stagnari ostenta con orgullo el título que ya es su slogan: «La bodega del Tannat más premiado del mundo».